La Biblia pone mucho énfasis acerca de ello:
"Y separó Dios la luz de las tinieblas". - Génesis 1:4
"Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo". - Levítico 11:44
"Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos". - Levítico 20:26
"Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. (...) por cuanto Jehová os amó". - Deuteronomio 7:6, 8
"Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna". - Romanos 6:22
"Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta". - Romanos 12:1-2
"Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación". - 1 Tesalonicenses 4:3
"Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación". - 1 Tesalonicenses 4:7
"... despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús (...) Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados". - Hebreos 12:1-2, 11
"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos". - Mateo 5:16
"Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido". - Juan 15:11
"Luz está sembrada para el justo, y alegría para los rectos de corazón. Alegraos, justos, en Jehová". - Salmos 97:11-12
"Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios". - 2 Corintios 7:1
"He aquí, Dios es el que me ayuda". - Salmo 54:4
"Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. (...) lávame y seré más blanco que la nieve (...) Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí". - Salmos 51:2, 7, 10